Hay un punto en la vida en el que miras
hacia atrás, y te das cuenta de que lo que queda hoy, son los recuerdos. He
tenido momentos malos, buenos, peores y mejores y siempre intento quedarme con
el mejor granito que hay de ese montón de años. Ahora, es cuando reflexionas
tumbada en la cama, mirando a la nada, si todo lo que has vivido vale la pena. Yo
creo que sí. De cada momento se puede aprender, aprender que antes de un llanto vino una risa, que
aquellas amistades que iban a ser eternas tal vez no pueden serlo, de las
risas, de aquellos sueños que teníamos de niños, de las peleas, las
reconciliaciones, de las canciones con las que lloramos y con las que nos
quedamos sin voz, el presente que nos hemos ganado. Son cosas que en el momento
no se aprecian tanto como con el paso del tiempo. Por eso no hay que dejar que
un recuerdo te atormente y hay que mirar el lado positivo de las cosas, porque
lo que vivimos no se va a repetir dos veces.
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