No sabes a donde ir, te quieres ir, no
sabes a dónde, pero lo tienes que hacer, un día, o dos, tres o quizás cuatro,
dejar que todo pase y volver con los brazos abiertos, con la sonrisa que
siempre llevabas de oreja a oreja, y esa cara de quiero sentirme bien, y voy a
hacerlo.
Luego piensas que no sabes que vas a hacer con tu vida.
Pero mas
tarde... Dejas de pensar durante un segundo, y total, agradezco ese
segundo.
Que más da.
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